Hay que transformar el odio, la ira, en otra cosa. Buscar dentro de cada uno la salida a nuestros karmas porque eso que nos persigue como un fantasma lo hace para que podamos cambiar, para aprender, para crecer y tal vez hasta llegar a sentir un amor profundo por esa piedra con la que tropezamos tantas veces… Porque la piedra con la que tropezamos tantas veces, también nos enseña a caminar…